martes, 6 de noviembre de 2007

Una vez más





RITSUKA sobre su cama, su mano derecha ensangrentada al igual que la frente en el mismo lado. Su madre le volvió a desconocer y una lluvia de platos había caído sobre él, había querido resguardarse del golpe y en ello su brazo resultó herido.

No arrancó ni se escondió hasta que ella estuvo satisfecha, aunque sabe que la verdad es que no estará satisfecha hasta que vuelva el antiguo RITSUKA. Cuando se hubo cansado, RITSUKA subió a su habitación y se encerró bajo llave.
Se tendió sobre su cama sin verter una sola lágrima, ella no las merecía.
Quiso quedarse dormido pero no podía, sólo un nombre daba vueltas en su cabeza sin dejarle en paz.
Recordó su olor a tabaco, su manera de caminar, de mirarle y de decirle “Te Quiero”.
Cambió de posición.
“Te Quiero”. Otra vez la frase le atormentaba.
Quería escuchar su voz una vez más, pero también quería olvidarle para siempre.
Quería verlo, pero a la vez odiaba verlo.
Miró el teléfono sobre el velador, estuvo a centímetros de llamarle y ahogar ese extraño fuego que crecía lentamente en su pecho.
Cambió otra vez de posición.
No iba a llamarlo por mucho que doliera el recuerdo.
Entonces, sintió abrirse abruptamente la ventana, se estremeció por un instante y casi pierde el aliento.
- Qué haces aquí, nadie te ha llamado – increpa molesto RITSUKA.
- ¿Estás seguro de eso?
 



Lina en Ciel

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